Hoy he tenido más dudas de lo habitual a la hora de hacer mi post. Hace tiempo que se nos acumulan las ideas y me ha costado seleccionar qué era lo más destacado cuando he dado con la web www.laporta2010.cat en mi repaso de la actualidad.
No es que para Brandjazz sea especialmente interesante el futuro del actual presidente del Barça, tampoco somos un blog que debata sobre política, pero está claro que el éxito de tráfico de esta iniciativa en tan poco tiempo merece ser comentada y sometida a la opinión de nuestros tertulianos habituales.
La expectativa ha empezado esta mañana cuando el amigo Vilagut nos ha hecho notar que los usuarios de Firefox o Safari no podíamos ver el contenido. (Un dato que no deja de ser chocante porqué en el vídeo el Sr Laporta sale con un Macbook). Resueltos los problemas técnicos iniciales, nos ha sorprendido descubrir una página que a pesar de que utiliza todas las plataformas de actualidad (twitter, Facebook, Youtube, mapas) no deja de ser una web 1.0 en el máximo de su expresión.
El problema es que demasiadas veces se confunde el 2.0 con una tecnología cuando en realidad es una filosofía.
Y no es que sea una crítica a la idea de Laporta (en general y desde el punto de vista comunicativo la iniciativa me parece al menos intrigante) sino que es la excusa perfecta para demostrar que no es tan fácil comunicar en el entorno digital. Ni siquiera cuando se goza de una notoriedad y poder mediáticos indiscutibles, como es el caso. Sin embargo veo dos grandes carencias a comentar: uno desde el concepto de la idea y otra desde su ejecución.
La esencial de la llamada web 2.0 es la participación. Hacer comunidad, aportar ideas con el ánimo de que entre todos se acaben, se modifiquen, se hagan grandes. Dar pistas para que la contribución de todos cree un ideario comunitario con vida propia. La tecnología esta al servicio de este concepto tan de moda que es elCrowdsourcing. la interactividad, la posibilidad de decir y no sólo de escuchar. Sin ésta filosofía no hay web 2.0, aunque tengamos el plug in más molón de Facebook.
En la página web de Laporta puedes registrar tus datos , puedes seguir una cierta agenda del personaje (incluso verla sobre un mapa), puedes leer comunicados del personaje, puedes recomendar la página y difundirla, suscribirte al RSS, puedes ser objeto de recibir más y más información sobre Laporta...pero no puedes participar.Es una web sobre Laporta, no sobre la comunidad ideológica o afín que puede representar Laporta. (¿alguien piensa como yo que la parte esencial del WE Can es precisamente el WE?)
Desde la ejecución tengo grandes dudas, porqué por muy moderna que a priori parezca, no deja de ser una campaña gráfica adaptada a diversos canales. Una idea pensada como una acción de comunicación convencional. (sólo que alguien dice "en lugar de un folleto, hagamos una web." "En lugar de mandar una carta, pongámosla en un blog")
Sólo hace falta visitar el grupo de Facebook para descubrir la misma foto de estudio que preside la Home del site, los mismos mensajes, el mismo tono...
La Web 2.0 ofrece una multiplataforma que permite expresarte en niveles de intimidad distintos, en tonos complementarios. ¿Por qué no un tono más casual en Facebook, uno más informativo en twitteer y uno más institucional en el blog? ¿Por qué no algo menos prefabricado y más cercano? ¿Por qué no humor o imágenes inéditas? ¿Por qué no escuchar a la gente antes de proponer? Sembrar mensajes complementarios que van a targets distintos en comunidades distintas. Esparcir las piezas de un puzzle gigante para que los grados de implicación hagan el resto.
De acuerdo, no es fácil con un precedente como el de Obama hacer algo realmente bueno en personal Branding digital, pero lo realmente peligroso es hacerlo sin tener en cuenta las principales variables de una cultura, de una forma de relacionarse y de un estilo de comunicar, por encima de las tecnologías o herramientas a usar en cada caso. En resumen, todo un caso actual por debatir.
Al margen del ejemplo concreto, le deseo a Laporta que al menos nos aporte algo original para poder debatir en este espacio y al menos durante unas semanas dejamos de pensar en todo el café soluble que está vendiendo Starbucks.
Via: Brandjazz
texto de Ramón Ollé
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